domingo, 30 de agosto de 2009

Sueño que cuento

Leí en un libro con consejos para escritores nóveles que estaba bueno buscar inspiración en los sueños. No contar los sueños, que eso es muy aburrido y en general solo tiene sentido y gracia para el que los soñó. Según la autora de este libro de consejos, uno debía irse a dormir pensando que uno quiere escribir un cuento, mantenerse receptivo a la generación de ideas, y de esa forma, las ideas llegarían a uno mientras duerme, o en la duermevela. Hablaba justamente de la duermevela como un momento y espacio (no sé si llamarlo momento o espacio) ideal para explorar ideas, descubrir personajes, tramas, frases. Y yo lo creo. De hecho me ha pasado muchas veces. No que escribí cuentos con eso, pero sí que en ese momento y/o espacio encontré soluciones, nuevas ideas, desafíos, desentrañé terrores...
Entonces, como estoy dispuesta a aprender a escribir, me propuse seguir ese consejo. Y me fui a dormir pensando que quería encontrar una idea para un cuento. Y la cosa resultó un tanto extraña. ¿Vieron cuando en los sueños uno sabe ciertas cosas aunque no estén dichas, por ejemplo, que estaba en la casa de Fulanito. "No era la casa de Fulanito tal como es en la realidad, pero yo sabía que esa era la casa de Fulanito." Y así. Bueno, resulta que yo era conciente de que estaba frente a la idea de un cuento, había una trama: una máquina que no funcionaba, y yo tenía que encontrar una parte que faltaba de esa máquina, que estaba en algún otro lado en manos de no sé quién, y eso había que descubrirlo, y el descubrimiento era original, tenía una "vuelta de tuerca". Me acuerdo los detalles, incluso el nombre de esa cosa que tenía que encontrar. Y yo asistía al sueño maravillada, porque sería un cuento muy interesante y original, pensaba... ¡Y sin embargo resultó no tener ningún sentido ni ninguna lógica en cuánto me desperté! Una vez despierta, no logré encontrar ninguna coherencia narrativa en el funcionamiento de esa máquina, ninguna trama posible con la búsqueda de la solución, ni, mucho menos, interés literario en esa historia.
Otra vez será. Sabrán disculpar, me voy a dormir.

1 comentario:

Flor dijo...

Yo he resuelto problemas muy complejos en las horas de sueño. En mi época universitaria todas mis monografías se resolvían en sueños. A veces me despertaba sobresaltada a las tres de la mañana con el tema perfecto que debía escribir. Me levantaba, escribía unas frases y luego a dormir otra vez. Por la mañana todo tenía sentido y me ponía a trabajar sobre la idea que había surgida de las tinieblas.

Hoy muchos de los cerrojos que encuentro en la vida diaria los abro de noche. Es muy divertido cómo algunos sueños te dan la clave para resolver una angustia.

Yo les hago caso.

Y yo que vos le haría caso a este sueño. Me parece muy revelador del proceso creativo, no te parece?

un beso,