sábado, 13 de diciembre de 2008

Ansiedad

Llegué al punto crítico hoy en el que hasta me cuesta comer.

(Y miren que con la comida yo no me meto. Hace muuuucho que no me pasaba. Claro, no es que no le haga bien a estos kilos de más, pero bueh... no se preocupen que seguro se supera muy rápido. Es como lo inverso a la dieta: el lunes termina.)

lunes, 8 de diciembre de 2008

Dime lo que lees...

Estuve leyendo un libro sobre personas muy parecidas a otras, como dobles del cine, pero más genéricos, que trabajan de reemplazar a otros en eventos y otras actividades... (sí, buena idea para varios, conseguirse uno de esos dobles). El tema es que desde que lo empecé a leer, un amigo se confundió en un bar a otra chica conmigo y después, la misma semana, dos (sí, dos, no uno de casualidad) señores me saludaron por la calle como si me conocieran... es decir, me confundieron con alguien más porque yo no los recuerdo (y fue sólo un saludo, no me robaron la billetera, ni nada). Así que o perdí la memoria de pronto y ya no sé a quién conozco y a quién no, o mi vida se empieza a parecer demasiado a lo que leo...
Debería tener cuidado al elegir mis lecturas, parece.
Por cierto, también leí otra novela, justo antes de ésta, en la que un personaje se comunica con su hermano perdido a través de una araña, pues ambos son hijos del dios Araña, y durante la trama, las arañas tienen cierta importancia, se imaginarán. De más está decir que desde que leí eso no hago más que encontrar pequeñas arañitas aquí y allá, sin saber muy bien qué hacer con ellas. No me animo a matarlas, a ver si la furia de un dios africano recae sobre mí, y tampoco me animo a hablarles, a ver si descubro una hermana perdida y mi vida cambia de repente y todas esas cosas extrañas que pasan en el libro.
Eso sí, debería limpiar más, parece.
Pero no me digan que no es curioso todo esto.

*Los libros en cuestión son Parecido S.A. de J. Sasturain, y Los hijos de Anansi, de N. Gaiman. Muy muy muy recomendables los dos, por cierto. Pero aténganse a las consecuencias si los leen...

viernes, 5 de diciembre de 2008

Perfume II

Y ahora los tilos.
Tengo que decir que es como ciertas músicas, me da una felicidad inmediata e inexplicable...

sábado, 11 de octubre de 2008

Perfume

Los paraísos están en flor en Buenos Aires. Huelan que rico.

(Ya sé, ya sé que dije casi lo mismo el año pasado. Pero es que es tan pero tan bueno...)

jueves, 18 de septiembre de 2008

Cartografías

Cada biblioteca, además del orden físico de los libros en los estantes: alfabético, por nacionalidad del autor, época y/o género del texto, variado o simple desorden, tiene al menos para mí— una cartografía sutil, personal. Un mapa que van trazando las lecturas, los momentos, los encuentros. A veces, dos lecturas lejanas en el tiempo ocupan un lugar cercano en ese mapa, puede ser por el clima, por el olor del libro, por la consistencia de algunos personajes, por el gusto que deja en la boca, o por nada de eso. Sólo porque sí, un lector sabe que esas palabras son vecinas, que andan por el mismo terreno.
Ayer terminé de leer El mapa imposible, de Liliana Bodoc (deslumbrante, por cierto). En el mapa de mi biblioteca El mapa imposible queda cerca de Los caminos de la luna, de Juan Farías, y es un lugar que vale la pena recorrer.

viernes, 25 de abril de 2008

Fecha de vencimiento

Qué
de todo
lo que hay
viejo en mi heladera
tiene olor a podrido?

Cuál
de todos
los recuerdos que persisten
pudren mi cabeza?

Podré tirar a la basura
la memoria
de ciertas cosas
junto con el yogurt pasado?

viernes, 21 de marzo de 2008

Ingenio redondo

Me resultan muy ingeniosas las rotondas. No sé en la historia de la caminología en dónde se hizo la primera, ni mucho menos. Pero me parece un gran hallazgo para la humanidad circulante. Si hubiera sido por mí, no pasábamos del cruce de caminos en cruz. Cada vez que paso por una rotonda me siento admirada por la capacidad de una mente superior.

martes, 19 de febrero de 2008