miércoles, 14 de marzo de 2007

Colores de cabeza

Volví después de una (siemprebreve) semana de vacaciones. Mi abuela (92), que vive a dos cuadras, había quedado en venir a darle de comer al gato y regar las plantas. Lo hizo, claro. Y hoy pasó un ratito a visitarme. (Un ratito porque tenía muchas cosas que hacer: planchar, terminar unas empanadas que dejó a medio camino porque no tenía huevos, ver la novela y no sé cuántas cosas más me dijo.) En cuánto abrí la puerta me preguntó si no notaba nada raro. "Todo está bien", contesté yo. "Fijate" me dijo sin poder aguantar la risa. "¡Tu pelo! ¡te cambiaste el color de pelo!" (en vez del rubio ceniza habitual, tiene algo que vira al violeta casi, juro). Ahí me empezó a explicar: "No me hablés, fue tu tío (que vive con ella), para mí que se equivocó, él dice que compró el mismo que siempre, que debía venir mal, pero para mí que se equivocó". "Bueno, no es tan grave, abuela, crece rápido." Se reía. Tomamos unos mates y hablamos un poco de mi viaje, un poco de su vida y demases (me explicó cómo hacer yogurt, por ejemplo). Le mostré algunas fotos en la computadora, y algunas de las cosas que me traje: una pieza de cerámica, una carterita, un gorro de lana de muchos colores.
Al rato me fui a atender el teléfono a la pieza. Cuando vuelvo al living me la encuentro con el gorro puesto y me río. Ella se empieza a reír también: "Así voy a recibir hoy a tu tío, para que vea lo que me hizo".
Pero al final, se fue sin el gorro. "Hace mucho calor, si me ven por la calle con esto, van a decir 'que vieja loca', que si no, me lo llevaba."
Y nos saludamos a las risas.

2 comentarios:

Flor dijo...

Es lo más tener una abuela a los treinta años, nat. Me alegro que la disfrutes.

Fabián dijo...

mmm, será cierto lo de la equivocación de tu tío? para mí que en las próximas vacaciones te sorprende con un tatuaje. Por las dudas revisala, a ver si no se lo hizo ya. Un brindis por la abuela!