jueves, 22 de octubre de 2015

Me pica la cabeza

Me pica la cabeza, pero me pica del lado de adentro. Me incomoda. Hay demasiado ruido adentro de esta cabeza. Entonces me la saco. La desenrosco. O encuentro el botón, el dispositivo que despega la cabeza. En su lugar, y para que no dé impresión, me pongo una manzana. Salgo a la calle. La manzana es roja y perfumada. Tentadora. Demasiado tentadora. Se acerca un loro y se posa en la manzana. Qué tierno, pienso con mi cabeza de manzana. Viene otro loro. Y otro más. Los tres loros hacen ruido de loro. Discuten algo, se nota. Están intentando ponerse de acuerdo. Yo sigo caminando. Pienso que en todo caso el ruido de los loros es mejor al ruido que tenía en mi cabeza anterior. Mi cabeza manzana solo tiene ruido perfumado a pulpa de fruta, las ideas en esta cabeza nueva son sabrosas y tranquilas, crecen al sol, maduran con la confianza de la naturaleza. Los loros ya se van a ir. Discuten más fuerte ahora. Llega un cuarto loro. Se me para en el hombro. Y sin discutir nada con los tres anteriores, da un picotazo a mi cabeza manzana y se come un pedazo. Se pudre todo con los otros loros. Hacen un revuelo. Y empiezan a picotear como locos también. Se comen toda la manzana. Me queda el corazón de la manzana por cabeza. Ahora, escucho pensamientos de semillas. Pensamientos de ramas y hojas, deseos de agua, de tierra, de sol, de sombra. Pensamientos de futuras manzanas.

3 comentarios:

Fabián dijo...

Al despertar Natalia Méndez una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama, convertida su cabeza en una deliciosa manzana.

Clau dijo...

Me encanta!

Matías Trillo dijo...

Me encantóóóóóó!!!!