martes, 10 de abril de 2007

Mi abuela controla el clima

Bah, el tiempo, que no es lo mismo. Hoy terminamos de desayunar, y me decía que me fuera, que se me hacía tarde para llegar al trabajo (siempre cree que llego tarde al trabajo) y me contó:
-No sabés lo que me pasó ayer. (Y claro, se empieza a reír.)
-¿Qué te pasó? -digo ya con la mochila al hombro y casi en la puerta.
-Algo muy raro. Resulta que terminé de comer a eso de la una, y la novela no empieza hasta las tres. (Y aquí me hizo un breve resumen de cómo le fueron cambiando el horario de la novela que antes empezaba a la 1:30 hasta las 3) Entonces me fui a dormir una siesta, pero no dormí. (Y sonríe mucho.)
-¿No te podías dormir? (Pregunta tonta de conversación, bueno.)
-No, no fue eso. ¿Viste el día que hizo ayer? Entonces me dije "qué dormir ni ocho cuartos" y me levanté y me fui a pasear. (Aquí me hizo un breve relato de todo lo que caminó, varias cuadras, considerando sus 92 para 93 años.) Estaba de liiindo. (Así, alargando la i y con sonrisa grande.)
-Qué bien. (Bueno, le seguía la charla yo.)
-Pero 'perá, (gran sonrisa gran) entonces volví y vi la hora, porque yo iba paseando y no me había llevado el reloj, serían las dos y cuarto cuando llegué. "Pucha", dije, "todavía falta para la novela". Así que me fui a dormir un rato.
-Al final hiciste todo.
-´Perá. (Risas e impaciencia.) Me dormí y me desperté y veo la hora: tres y veinte. "Zas", y me levanté corriendo y prendí la tele. Pero estaba la novela anterior, que yo ya ví. (breve comentario sobre la novela anterior y repetida.) Entonces pensaba "me volvieron a cambiar de hora la novela". Y me quedé mirando -me puse a hacer otras cosas, no te creas (siempre tiene cosas que hacer)- y esperando a ver cuándo terminaba y empezaba la que yo quería ver. Y pensé: "seguro terminó el viernes que justo me la perdí". (Siempre me dice que cree que termina la novela.) Pero por las dudas dejé prendido. Y mirá, de pronto miro este otro reloj, y ahí me doy cuenta (muchas risas), ¡me equivoqué de hora! Eran las dos y veinte -bueno, ya era más tarde- ¡pero se ve que me dormí sólo cinco minutos! Y me confundí con el reloj de la pieza. (Se sigue riendo y yo también, claro.)
-Tenés poderes, abue, mirá todo lo que podés hacer en un rato: comer, pasear, dormir, y todavía no empieza la novela.
-Bueh, no ahora, mirá, se te hace tarde para ir a trabajar, andáte, andáte. (Siempre cree que llego tarde al trabajo.)
Y llegué temprano.

Actualizado: ¡Ahora con ilustración! Tengo el honor de contarles que Gustavo Aimar hizo esta ilustración genial inspirada en el texto.

7 comentarios:

betty dijo...

Amo a las abuelas, especialmente a la mía. Qué suerte tenemos de tenerlas!!

Gustavo Aimar dijo...

Natalia, te cuento que finalmente estoy con la ilustración de este texto que me gustaba, Si bien no es una ilustración directamente para el texto, la imagen me surgió al leerlo y la situación también, es decir que no sos vos ni es tu abuela las que aparecen, ja!!
Quería preguntarte si me dejás subirlo junto con la illos? (como dicen por ahí) y por supuesto te linkeo. Si no te parece buena idea, avisame.

Saludo!!!

nat dijo...

Gustavo ¡qué honor! Claro que te dejo subirlo. Me da mucha curiosidad esa ilustración, aunque no sea yo ni mi abuela...

Fabián dijo...

Muy buena la interpretación! a tu abuela no la conozco, pero vos te parecés bastante!

Bela Oviedo dijo...

Bueno hice un recorrido y la pase muy bien!...ya habia entrado a siempre lista...pero desconocia este rincon, eso pasó gracias a la ilustracion de gustavo sobre tu historia...

seguiré visitando!
besos.

Fer dijo...

Me encantan tus relatos y este está fantástico. Qué lindo disfrutar así de una abuela! :)
Me hice una confusión que le dejé comentarios a gustavo aimar en su blog creyendo que era abuela de él jajaja. Es que a veces cuando leo estoy algo dormida...
saluditos

nat dijo...

Fabi: ¿yo igualita? Le mostré el dibujo a mi abuela, y dice que no se parece. Ya contaré la anécdota completa.

Bela y Fer: ¡gracias por sus comentarios!