domingo, 29 de marzo de 2009

Ya no sos tú

Sí, algo más. Voy al banco, yo no quería pero tuve que ir. Había un posible problema con mi tarjeta de débito. La chica me asegura que era posible pero no seguro, pero ante la duda, con un breve trámite, lo solucionamos, antes de confirmar si el problema estaba o lo habíamos imaginado.
—Tenés que firmar acá y acá —me dice.
Y cómo voy a saber yo que esa frase tiene trampa... ¡dos firmas! Y dos firmas iguales, me pide la chica. Pero cómo voy a saber yo que ella va a ponerse tan susceptible con el tema de la igualdad de las firmas.
—Pero no te salieron iguales, y además, no son iguales a la que yo tengo registrada —y me muestra una firma mía en pantalla ¡de hace seis años! Cómo explicarle tooodo lo que pasó en seis años. Nunca voy a poder volver a ESA firma.
—A ver, firmá otra vez.
Firmo. Distinta. Pone cara de enojo y yo me río.
—Tengo que consultarlo con la supervisora.
Se va. Vuelve.
—No me sirven. Vamos a hacer una cosa: un nuevo registro de firma.
Y ahí tengo que llenar dos papelitos iguales, "sin tachones" con mis datos, y ¡dos firmas!
—¡Pero no te salieron iguales! —dice la chica, ya muy fastidiada.
—No lo hago a propósito. Vos me estás viendo que soy yo, y que estoy firmando adelante tuyo. ¿Qué querés que haga?
El diálogo se vuelve ridículo. La chica está muy muy enojada, y yo, entre divertida y angustiada.
—¿Qué? ¿No puedo hacer nunca más un trámite en el banco?
—Con esta firma no, tenés que traer el dni.
—Pero la firma de mi dni es de hace como dieciséis años! Se parece menos todavía.
—No, es que con el dni no tenés que firmar, lo hacés directo.
No logro entender por nada su lógica de seguridad. Me callo que hace un par de años alguien usó un dni trucho con mi número para hacer compras de crédito a sola firma porque temo que me va a mandar a la policía directamente.
—Cancelamos todo —me dice y rompe todos los papeles en los que firmé con furia—. Si te anda mal la tarjeta, volvé con el dni y listo.
Y por supuesto, salgo y pruebo la tarjeta: no tiene ningún problema.
Un perito calígrafo ahí y una terapeuta por acá, por favor.